La construcción padece desde hace tiempo una falta de impulso por parte del sector público, algo que no logra solucionar el plan ProCreAr, que levanta sólo 10% de las viviendas que se construyen por año en el país y que, si bien anuncia que son 200.000 las casas que lleva edificadas, lo cierto es que esa cifra corresponde a las familias que han sido sorteadas, pero que aún deben pasar por la aprobación definitiva del Banco Hipotecario.
"El ProCreAr no debe de haber llegado en dos años de existencia a 40.000 viviendas en obra, y no sé si tiene alguna terminada", afirma Gustavo Llambías, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV).
Esto ha llevado a que desde hace mucho tiempo el sector construya para el 25% más rico de la población; porque el resto de la población, que no dispone de crédito, no puede acceder a la vivienda. "Son muy pocos los que pueden pagar al contado o en el breve plazo de lo que tarda la vivienda en construirse, porque la clase media necesita financiamiento y la clase baja, ayuda del Estado", explica Llambías.
Entonces, el ProCreAr es un intento del Gobierno de atender algunas necesidades puntuales y últimamente de reactivar la construcción de viviendas. Pero el Estado no tiene fondos para suplir al sector privado en la construcción de viviendas para la clase media y media alta. Entre 2001 y 2010, en la Argentina se construyeron 200.000 viviendas en promedio por año. De esas 200.000 hay 50.000 que producen todos los planes oficiales (entre los que se cuenta el ProCreAr, que sólo levanta 20.000 por año).
Según precisa Llambías, cerca del 60% de las familias argentinas que constituyen la clase media está fuera de la posibilidad de acceder a una casa nueva y tiene mucha dificultad para llegar a la usada. "Sin crédito sólo puede comprar alguien ayudado por los padres o alguien que está en buena posición económica", dice.
Pero la situación se agrava aún más a la hora de pensar en "curar" el déficit habitacional (un millón de viviendas) que sufre el país, si se tiene en cuenta que el 25% más rico también dejó de invertir, desalentado por el cepo cambiario y demás problemas de la economía local. "Por eso cayó más el número de escrituras en la Capital Federal", subraya el también director de Red, una desarrolladora.
La mala noticia es que todos los años la generación de nuevos hogares es mayor que la de la cantidad de viviendas que se construye; con lo cual, la falta de casas crece todos los años. "Hay un gran mercado, pero el problema es que la gente no tiene el dinero ni el financiamiento ni la ayuda del Estado para pagar su vivienda", destaca Llambías.
La Nación
Página Web – 2014/07/20
Fuente: http://www.lanacion.com.ar