Los conferencistas se refirieron a la forma en que las obras y sus contextos crecen y se reinventan.
La tercera jornada de la XVII Bienal de Arquitectura de Buenos Aires estuvo atravesada por la reflexión sobre la evolución de las ciudades. Desde distintas perspectivas, los especialistas que se subieron al escenario de la Usina del Arte reflexionaron sobre la forma en que las obras y sus contextos crecen y se reinventan.
El día arrancó con un panel que debatió sobre la construcción de la ciudad desde una perspectiva cultural. “La ciudad entendida en términos de construcciones y edificios es el hardware. La cultura es el software, algo así como la sangre que hace que ese gran cuerpo funcione”, disparó Leandro Erlich.
El artista plástico es famoso por sus instalaciones, que descolocan sitios emblemáticos de ciudades de todo el mundo, como “La democracia del Símbolo”, sobre el Obelisco porteño o la “Maison Fond”, en medio de la Conferencia del Cambio Climático de 2015 en París y cuya retrospectiva se puede ver actualmente el Malba. “Cada una de ellas dialoga con la ciudad, pero no entendida como algo inmóvil, interpelan a lo que estaba sucediendo en esa ciudad en el momento en que las hice”, afirmó.
Alvaro García Resta, subsecretario de Proyectos del Gobierno porteño, invirtió la ecuación de Erlich “para los arquitectos que proyectamos inmuebles culturales, el hardware es la cultura y el software es la cultura. Planificar este tipo de obras es muy complejo, la única manera de resolver el desafío es generar una arquitectura de consensos”, afirmó.El funcionario citó el Parque de la Estación, una intervención en un corredor abandonado al costado de las vías del FFCC Sarmiento, en Perón y Gallo. “El proceso tomó 18 años de reclamo vecinal. Para funcionar, la obra tuvo que articular todos los intereses del barrio”.
A su turno, John Bimgham Hall, un joven arquitecto inglés detrás del Theatrum Mundi londinense, utilizó el término backstage cultural para hablar de cómo la gente se apropia de ciertas áreas de las ciudades. Y citó experiencias en el Maldonado Walk, el barrio latino de Londres, y en el Abasto y Catalinas Sur, en Buenos Aires.
Enrique Avogadro, ministro de Cultura porteño, en tanto, habló de la creación de BIDS (Business Improvement Districts) culturales. “Son polos que integran cultura con desarrollo urbano y económico. Buenos Aires ya implementó el concepto en Corrientes Cultural y el Abasto. Ahora estamos trabajando en la puesta en valor del casco histórico”. La receta de cada uno es distinta. “Las intervenciones fueron consensuadas con los vecinos. El mundo vive una nueva globalización, que lo conecta pero que respeta las miradas locales”, afirmó.
Eduardo Elkouss, argentino, se refirió a la Arquitectura para todos. Su enfoque apunta a la accesibilidad de los espacios públicos para promover la integración de personas con capacidades reducidas. Elkouss se especializó en planeamiento urbano en Haifa, Israel, y luego obtuvo el diploma de Técnico Urbanista en Madrid, donde reside.
El humor y la ironía fueron el hilo conductor de la exposición del arquitecto español Octavio Mestre. Su visión personal sobre clientes suizos que le encomendaron el centro científico CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) arrancó las carcajadas del auditorio. “Ustedes se mueren de frío, con 12 euros no se toman ni un café”, cuenta que les dijo en una reunión. “Son difíciles pero pagan bien”, definió a los comitentes que aceptaron un edificio con un gran patio interior que simboliza el vacío del átomo en la naturaleza. “Convertir el juego en reto es nuestra misión”, apuntó Mestre, codirector de la revista digital t18.
Luego desplegó el proyecto de una clínica de Barcelona implantada en el Casco Histórico y con un reciclaje en curso. La integración entre el volumen preexistente y la nueva propuesta residió en la integración de los ventanales como marcos que unifican el volumen. “La arquitectura no es moderna ni antigua. Es emocionante o no lo es. Los arquitectos debemos desplegar estrategias de gestión y utilizar los mecanismos disponibles para llevar la barca al puerto. La barca propia no siempre es la del cliente, pero esa es nuestra tarea”, concluyó.
Por su parte, Handel Guayasamin, de Ecuador arrancó la charla destacando la coyuntura de su país: “Atravesamos un acuerdo nacional que permitió recuperar la paz. Quedamos con heridas abiertas. Hay victorias, pero lo más relevante es el reposicionamiento de nuestros pueblos originarios”, señaló. Su ponencia partió de un manifiesto conceptual basado en parámetros ideológicos. “Son pensamientos para compartir”, dijo y enumeró: “Recuperar la sensatez, restablecer la relación con la tierra y la naturaleza, pensar y sentir en colectivo, ser solidario, valorar lo auténtico. Aprender y re aprender para desaprender. Globalizar lo local y localizar lo global. Saber ser, hacer y celebrar”. Luego contó en detalle varios proyectos vinculados a la sustentabilidad.
También explicó el trabajo realizado en el área pública de Quito, “un terreno predestinado para desarrollos inmobiliarios que logramos catalogar como de utilidad pública. El proceso tendió a generar apropiación del lugar a partir de gestos que promovieron la identidad ciudadana. Me tildaron de comunista. Pero hoy tenemos un parque maravilloso para beneficio de toda a la comunidad”.
Llegó el turno del ingeniero español Flavio Tejada Gorraiz, responsable de European Cities Task Force para Arup en Europa y desde el año 2016, director del Master in Real Estate Development (MRED) en la IE University. Tejada Gorraiz se refirió al “mercado de futuros, el diseño que ocupa el campo de la incertidumbre”. En este sentido, profundizó las intervenciones en la Bahía de Santander, Madrid Nuevo Norte y el Aeropuerto de Barcelona. “Después de 25 años de conflictos se logró el consenso, el mínimo común múltiplo, para unificar el Frente Marítimo Portuario en Santander”, dijo el ingeniero. El proyecto contempla intervenciones sostenibles que apuntan a recuperar la vida urbana en esa ciudad que mira al mar.
En Madrid Nuevo Norte, en tanto, se refirió a la triple creación de valor: social, económico y ecológico en un área con 390 mil metros cuadrados de espacios verdes. La regeneración urbana y el acento en la movilidad y la conectividad forman parte de la paleta de recursos eficientes del proyecto. Al referirse al Plan Inmobiliario de los Suelos Comercializables del Aeropuerto de Barcelona, El Prat, puntualizó: “La ciudad no es un mercado de pasados, es un ejercicio de incertidumbres”.
Por su parte, Humberto Eliash Diaz, de Chile, basó su exposición en la definición de 6 negaciones de la arquitectura, inspirado en el libro de Federico Soriano, Sin tesis. “Sin escala, forma, peso, sin planta, sin detalle y sin gesto”. Profesor universitario y estudioso del período moderno en Chile desplegó el proyecto de reconversión del aeropuerto de Santiago, y se definió como un especialista en “poner en valor el patrimonio moderno”.
Mañana la Bienal promete un cierre tentador: la entrega de los Premios Bienal XVII y el lanzamiento de la 3ra edición del Premio ON a la Arquitectura Latinoamericana. Además, una lista de conferencistas, que incluirá a Jenny Osuldsen, del estudio noruego Snohetta; Joe Morris del británico Morris + Company; Pablo Georgieff, de la agencia francesa Coloco; los uruguayos Martín y Marcelo Gualano; los chilenos Cristian Larrain y Matías Madsen y los argentinos Polar Lab, Eric Goldemberg y Julián Arostegui.
Clarín
Página Web - 2019/10/17
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