• +58 212 2388195
  • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
  • Lunes - Viernes 8:00 am - 4:00 pm

Premian una casa ecológica en Bariloche

Inspirada en las "Earthships" de Michael Reynolds, la casa JJ, diseñada por Germán Spahr cerca del Cerro Otto, genera su propia energía, reutiliza el agua de lluvia y tiene huertas para cultivar y cosechar alimentos todo el año.

Con su primer proyecto, el arquitecto Germán Spahr dio en el blanco. La casa bioclimática JJ Ecohouse, actualmente en construcción en Bariloche, recibió el Premio de Arquitectura y Hábitat Sustentable 2016, otorgado, entre otras entidades, por la Universidad Nacional de La Plata y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires (Capbauno).

Según cuenta Spahr, todo surgió de un cliente particular, estudioso de la obra de Michael Reynolds, quien le encargó una vivienda que tuviera características similares a las "Earthships" (navestierra) que el estadounidense proyecta en todo el mundo. Líder mundial en energías renovables y arquitectura sustentable, Reynolds construye casas con materiales naturales y reciclados, que mantienen la temperatura ambiente de forma natural, producen su propia electricidad, recolectan y almacenan agua de lluvia, tratan las aguas grises residuales y producen alimentos para una dieta saludable.

La casa JJ, de 132 metros cuadrados, está ubicada al Sur del Cerro Otto y a menos de 10 km del centro de Bariloche, en un lote rectangular de 25 m de frente por 45 m de fondo. Spahr definió un volumen de dos plantas, con la fachada más larga mirando hacia el Norte, a la que le dio una inclinación de 67°, aproximadamente perpendicular a la del sol en invierno. Los muros portantes interiores y exteriores se hicieron en bloques de hormigón sismorresistente, mientras que la fachada norte se complementa con un sistema liviano con estructura metálica que se continúa con el techo.

En cuanto a la materialidad, se eligieron colores oscuros para captar lo más posible el calor invernal. En el mismo sentido, el sistema constructivo de la chapa genera pieles livianas aptas para encapsular espesores de aislantes (poliestireno expandido) de más de 15 centímetros. Pero el punto fuerte de la climatización se concretó con el uso de materiales reciclados: un muro térmico de más de 1 metro de espesor aislado con llantas de caucho rellenas con tierra, que retiene el calor durante el día y lo devuelve durante la noche.

En la planta baja se ubicaron la huerta y los dormitorios (yuxtapuestos al muro térmico), mientras que la planta alta se reservó para los espacios de uso diurno como el estar y el comedor, que de esta forman disfrutarán de mejor luz natural y visuales al lago Gutiérrez y al Cerro Catedral. Las dos entradas de la casa se resolvieron con halls fríos para evitar pérdidas de calor por desplazamiento de aire.

El agua de lluvia se recolecta a través de la canaleta del techo inclinado y se almacena en 5 tanques cisterna enterrados, mientras que una serie de filtros de ósmosis inversa se encargan de la potabilización del agua. En el entretecho, dos tanques elevados guardan el agua potable y las aguas grises (que se utilizan para las descargas de los inodoros). En el exterior, dos tanques sépticos y un lecho nitrificante realizan el tratamiento de los desechos orgánicos.

La generación de electricidad combina dos sistemas. Un pequeño mangrullo funciona como mirador y soporte para una turbina eólica que aprovecha los fuertes vientos; mientras que seis paneles fotovoltaicos se ubican en lo alto de la fachada norte.

Para que los propietarios cultiven y cosechen sus propios alimentos, la casa tiene huertas puertas adentro, que además incorporan el verde en los interiores y en las que se puede sembrar papas, zanahorias, lechugas, tomates, maíz, zapallo, hierbas aromáticas y frutas finas (las frutillas, frambuesas y arándanos típicos de Bariloche). Las huertas están separadas de los dormitorios por una carpintería formada por paneles corredizos que de día se mantienen abiertos favoreciendo el paso del sol y la absorción del calor a través del muro térmico; y de noche se cierran para evitar que el calor se disperse hacia el exterior.

“Definitivamente esta no es una casa normal y no fue pensada para un cliente normal -asegura Germán Spahr- hay que tener un estilo de vida afín, en el que reducir, reciclar y reutilizar forman parte de la vida cotidiana. No es una casa normal, pero soñando un poco algún día podría serlo.”

Ficha técnica: JJ Ecocasa. Superficie cubierta: 132m²; Proyectista y director: Arq. Germán Spahr; Asesor Paisaje: Lic. Sebastián Sánchez Napal. Fotos e imágenes: Gentileza Germán Spahr.

 

 


Ubicación: http://arq.clarin.com
Autor: Graciela Baduel
Procedencia: Argentina
Fecha de Publicación: 2016/07/03