31 proyectos tienen certificaciones con tres normas distintas; cantidad podría aumentar en 79 más
En mayo anterior, Schneider Electric abrió su centro corporativo, proyecto de dos pisos con un espacio de 1.400 metros cuadrados, por $1,8 millones.
Tres meses después, Roche inauguró las instalaciones de su nuevo Centro de Servicios y Distribución para Centroamérica y el Caribe, con un área de 5.000 m², en el que invirtió $5,5 millones.
¿Qué tienen en común? Estas estructuras se desarrollaron bajo los lineamientos de construcción sostenible, un tema que en el país ya cosecha 31 proyectos certificados y que tiene más de 79 a la espera de ser reconocidos.
“Somos cada vez más sostenibles”, resaltó Ana Quirós, presidenta del Green Building Council de Costa Rica (GBC-Costa Rica).
Y es que, con el paso del tiempo, una mayor cantidad de firmas se ven atraídas por los múltiples beneficios que tiene la construcción sostenible, aunque esto involucre tener que hacer una fuerte inversión al inicio para ver buenos resultados a largo plazo.
“Si en las edificaciones aplicamos diseño y sistemas que nos permitan ahorrar energía y otros recursos como el agua, estaríamos beneficiándonos y a la comunidad. También esta reducción de consumo genera ahorros económicos en las facturaciones de servicios”, dijo Aarón Morales, asesor técnico de la Cámara Costarricense de la Construcción.
Agregó que se ha demostrado que tener edificaciones sostenibles mejora el bienestar y la productividad de las personas que las utilizan.
Esto porque la sostenibilidad, no solo implica aspectos que procuren un menor impacto al medio ambiente –desde la concepción de la obra, el diseño o el proceso de construcción–, sino también de carácter emocional y laboral.
Esto lo han comprendido a plenitud Schneider Electric y Roche, pero además empresas como Coope Ande, Garnier & Garnier, Inmobiliaria Contempo, Fuprovi, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y otras.
“Un edificio verde aumenta la productividad de los ocupantes, pues ha sido diseñado pensando en la calidad de los espacios habitables, la cantidad de iluminación natural requerida, niveles acústicos adecuados, el control térmico y otros. Todos estos aspectos para mejorar la calidad de vida y salud”, dijo José Ugalde, director de ventas de Schneider Electric.
En la ola constructiva
En el país existen varios sistemas para evaluar si una construcción es sostenible, sin embargo, destacan tres: LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), EDGE (Excellence in Design for Greater Efficencies) y Reset (Requisitos para las edificaciones sostenibles en el Trópico).
El primero es el más conocido dentro de nuestras fronteras, está disponible desde hace más de ocho años y fue desarrollado por el Consejo de la Construcción Ecológica de Estados Unidos (USGBC, por sus siglas en inglés).
LEED toma en cuenta aspectos como el sitio donde se ubicará la estructura, la eficiencia en el uso tanto del agua y la energía, los materiales y recursos, la calidad del ambiente interior, la innovación y el diseño.
A agosto de este año, según datos del USGBC, en territorio nacional había 29 proyectos certificados (unos 216.300 m²) y 76 registrados (cerca de 737.779 m²).
Estos números son superiores a los que se reportan en otros países cercanos, como por ejemplo, Panamá y Guatemala.
Entre los proyectos que cuentan con esta certificación están el Centro Corporativo El Tobogán, la sucursal de Coope Ande en Heredia, las oficinas corporativas de Schneider Electric y Centro Corporativo El Cafetal.
Inmobiliaria Contempo y sus inversionistas pagaron $65 millones para crear El Tobogán, edificio que consume 40% menos de energía que un edificio convencional. Además, produjo 50% menos residuos en su construcción y se planea una reducción del 50% en los residuos en su operación.
“Creemos que es posible que la construcción del futuro sea sostenible por lo que pensamos en un edificio amigable con el ambiente y con tecnología de punta que pudiera brindar mejores condiciones a sus usuarios”, afirmó Rodolfo Cruz, gerente general del complejo corporativo.
Por su parte, Alexandra Márquez, gerente general de Coope Ande, señaló que los beneficios de la certificación LEED van desde lo ambiental y comercial hasta en aspectos económicos.
“Se reduce el impacto ambiental mediante el menor uso de energía entre un 20% y 25%, además de la reducción de las emisiones de CO2 en un 33% y del uso del agua en un 40% o 50%”, acotó.
Schneider Electric invirtió más de $100.000, para lograr la certificación debido a que tenía que integrar tanto materiales como equipo tecnológico que garantiza cumplir con lo que requería la certificación.
“Toda la inversión fue necesaria para cumplir con los detalles que exige la certificación como alfombras, ambiente, aire, iluminación, sensores, ergonomía y parqueos”, mencionó Ugalde.
La firma puede llegar a ahorrar entre un 30 % y 50% de energía. Ahora aspiran alcanzar otras certificaciones locales.
Otro inmueble certificado es el Centro Corporativo El Cafetal, que entre sus características está tener un 60% del área con ventanería que mejora la iluminación y, a su vez, tiene aislante de calor con filtro de rayos ultravioleta.
El parqueo y las calles cuentan con una estructura de pavimento y adoquines permeable, que consta de una subestructura capaz de permear el volumen de agua pluvial y retarda hasta en 57 minutos el tiempo de desfogue al río.
Además, el 80% de los porcelanatos es de material reciclado y también lo es el 50% del cielo suspendido utilizado en el proyecto también. A esto se suma que tienen un plan para el control de la erosión del suelo, la sedimentación de las vías acuáticas y la generación de polvo a la atmósfera.
Mientras estos proyectos disfrutan los beneficios de la certificación, otros están en el proceso de obtención, entre ellos, el centro de servicios y distribución de Roche y Zona Franca La Lima.
“El inmueble se concibió para ofrecer a nuestros colaboradores las condiciones óptimas que requieren durante su jornada laboral. Estamos en búsqueda de la certificación LEED”, mencionó Krishnan Castillo, director financiero de Roche.
Algunas de sus características es que poseen sensores de vacancia y de luz de día, un sistema de cámaras de frío y climatización que no contamina la capa de ozono, estaciones de trabajo 100% ergonómicas y diseñadas con el concepto de espacio abierto.
Todos estos proyectos evidencian que las áreas de oficinas son las que más aspiran a la obtención de la certificación LEED. A agosto, eran 49 según USGBC.
Edge y Reset, el camino a seguir
Tanto Edge como Reset tienen poco tiempo de estar intentando atraer la atención de los empresarios interesados en darle un mayor respaldo a sus proyectos construidos de forma sostenible.
Hasta marzo pasado, EDGE era una certificación que se conseguía solo en el extranjero. Sin embargo, el software se calibró para el país gracias al apoyo de la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial.
La presidenta del GBC para el país explicó que este tipo de certificación mide el consumo de energía, agua y materiales (que también incluye cómo fue su proceso de producción y la manera en como fue incluido a la edificación).
Es aplicable en cinco categorías: residencia, oficina, turismo, hospitales y comercio. Actualmente, hay un proyecto certificado (Hotel City Express) y dos en camino: el condominio Linda Vista de la Fundación Promotora de Vivienda (Fuprovi) y un edificio de oficinas del ICE.
Linda Vista contempla 98 viviendas de interés social que tienen 54,7 m² y 69,20 m². Para este proyecto se estima una inversión de más de ¢1 .773 millones.
Ahora está en la fase de trámites de permisos de construcción y formalización. En los planes está que la construcción inicie en febrero 2017 y esté listo en el 2018.
EF intentó contactar al Hotel City Express, sin embargo, al cierre de edición no hubo respuesta.
En marzo del 2014, se realizó el lanzamiento de Reset para el diseño de los proyectos y, al finalizar ese año, se contó con los requisitos para la certificación de construcción y operación.
Esta es una norma propia del país y según Alfonso Montero, director de evaluación de la conformidad del Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco), evalúa aspectos sociales, ambientales y económicos.
La cantidad de dinero que se requiere para el proceso de certificar el diseño puede rondar entre los $1.200 y los $1.400. Si es de construcción y operación está entre los $1.400 a $2.000.
El funcionario mencionó que hasta el momento se ha certificado un solo proyecto: Auto Banco del BAC San José.
Con el avance en este tipo de edificio, se coloca un ladrillo de los muchos que aún faltan para la creación de ciudades sostenibles.
“En una ciudad sostenible, debería minimizarse el riesgo ambiental y maximizarse su infraestructura. A la vez, debería tener un sistema de transporte público eficiente y que use energías limpias”, recalcó Ileana Granados, del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos.
Imagen sostenible
Social: Generación de empleo, vivienda digna, lugares funcionales, respeto de espacios y territorios.
Ambiental: Materiales que se emplean, uso y eficiencia de la energía, localización e impactos, aprovechamiento de condiciones climáticas y de suelo.
Económico: Infraestrutura de servicios, innovación en la calidad de las viviendas, capacitación de profesionales, accesibilidad.
Fuente INTECO
Ubicación: http://www.elfinancierocr.com
Autor: Cristina Fallas Villalobos
Procedencia: Costa Rica
Fecha de Publicación: 2015/09/13