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La Síndica insta al Ayuntamiento a compensar a unos vecinos de Torre Baró

 

Un cambio de piso que está siendo una pesadilla. Unos vecinos de Barcelona que fueron expropiados y realojados a la calle Martorelles, en Torre Baró, han perdido la ayuda para la vivienda y se sienten desemparados. Además, los inmuebles que estrenaron en 2007 presentan importantes desperfectos.

 

La promoción, de protección oficial y comercializada por el Patronato Municipal de Vivienda, acoge en total a unas 40 familias que ganaron un sorteo público o que fueron expropiados por una reforma urbanística que el Ayuntamiento hizo en Torre Baró.

 

Una parte importante de los nuevos residentes adquirieron la vivienda contando con la subvención del entonces ministerio de la Vivienda (que luego pasó a depender de Fomento), que con renovación cada cinco años y durante un máximo de diez años, financiaba un 40% de los pagos mensuales para la vivienda.

 

El pasado verano el gobierno central decidió suprimir esta ayuda. Aunque la subvención era ministerial, el Ayuntamiento es el responsable de la expropiación y realojamiento de los afectados. La decisión dejó a la estacada a muchos afectados, que están pasando apuros para poder pagar un alquiler de casi el doble de lo previsto. Incluso ya han habido impagos y, aunque de momento no se ha producido ningún desahucio, sí que hay algún proceso en vía judicial.

 

La mayoría de afectados «somos personas mayores, que hemos pasado de pagar unos 250 euros a casi 500», comenta Jesús Barragán, uno de los afectados. Entre ellos hay parados pero también gente trabajadora que pasa apuros, como una madre con dos hijos que a pesar de trabajar no puede pagar su nueva hipoteca.

 

Jesús lamenta que además ya perdió de su renta de 1.500 pesetas para su piso antiguo, unos 15 euros. «Con los 426 euros que cobramos muchos afectados -el subsidio del gobierno para los desempleados de más de 55 años-no damos abasto», lamenta.

 

«Cambio de vida no deseado»

 

Hasta ahora, 19 de los vecinos afectados han ido a solicitar ayuda a la Oficina de Vivienda de Nou Barris y además la Sindicatura de Barcelona ha recibido 33 quejas por el caso. Los afectados denuncian que hasta ahora no han obtenido solución.

 

En este sentido, la Síndica de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha emitido un informe en que insta al Ayuntamiento a compensar a los afectados ya que «muchos vecinos se vieron embarcados por el Ayuntamiento en un cambio de vida no solicitado ni deseado por ellos». Vilà considera que el consistorio es el «indiscutible» responsable de «una intervención urbanística desafortunada».

 

Por su lado, el Ayuntamiento explica que está trabajando desde finales de verano para crear una subvención espefícica y ayudar así a los afectados cuyo pago de la hipoteca supere el 30% de sus ingresos. Además, el Consistorio ha hablado con la entidad bancaria afectada para instar a que no se produzca ningún desahucio.

 

 


 

ANNA CABEZA / ABC

Página Web - 2013/12/03

Fuente: http://www.abc.es/

 

 


Euskadi no tiene edificios fantasma, pero sí muchos en los que los vecinos escasean. Los últimos datos apuntan a 59.000 deshabitadas y 21.600 a la espera de ser vendidas o alquiladas. Es el resultado de que, entre 2001 y 2011 el parque vasco aumentara un 16%, con 141.500 viviendas nuevas, el 72% de ellas construidas antes de 2006. El boom del ladrillo y sus consecuencias no fueron tan acusadas como en otras regiones de España, pero pese a todo las ventas se desplomaron un 52% en 2012 en comparación con 2007. Aunque la vivienda protegida aguantó el tirón en los primeros años de la crisis, hoy en día la falta de fondos ha hecho que las políticas públicas se centren en la rehabilitación y en potenciar el alquiler, que se encuentra en un irrisorio 6% en la comunidad autónoma.

 

El lugar en el que el aumento de viviendas ha sido más notable es Vitoria, que acaparó el 40% de las construcciones de pisos protegidos, con dos nuevos grandes barrios al este y al oeste de la ciudad. El Ayuntamiento de la capital vasca explica que no hay edificios vacíos para los que se prevea un futuro de demolición. Pero la cantidad de viviendas construidas en los últimos años en la ciudad ha hecho que la de la vivienda vacía se convierta en una realidad que todos quieren atajar, pero que la crisis insiste en acentuar.

 

Tanto que los listados para las adjudicaciones de VPO, hasta ahora limitadas a quienes estén empadronados en la ciudad, se han abierto para vizcaínos y guipuzcoanos. A la elevada oferta de la ciudad se le suman las dificultades de lograr una hipoteca y el aumento de la tasa de desempleo entre los jóvenes. Estas razones han hecho que 22.597 familias hayan rechazado la vivienda protegida que se les adjudicó, bien de compra bien de alquiler, desde el año 2000. El 80% de esos rechazos se ha concentrado entre 2008 y 2012.

El caso de la 'torre roja'

 

El símbolo de esas viviendas vacías es el edificio conocido como la torre roja. Situada al este de Vitoria, cerca de lo que décadas atrás era el aeropuerto de la ciudad y junto a unos humedales protegidos, la construcción, una enorme mole que compite con sus vecinos de parcela en altura y contundencia destaca por su color rojo intenso. Tanto, que el edificio se divisa desde los montes en los que muere la Llanada alavesa, en cuyo centro está Vitoria.

 

El edificio ha causado controversia por su color llamativo, pero también por la dificultad que ha tenido Visesa, la promotora del Gobierno autonómico, para poder llenarlo. Su construcción comenzó en 2009, cuando se sortearon las viviendas de esta promoción, y fue finalizado en 2012. Para entonces, el 81% de quienes lograron su vivienda en la torre había renunciado a ella. Las razones son variopintas. Desde el hecho de que hubo quienes ya habían logrado otro lugar en el que vivir, hasta las dificultades para conseguir una hipoteca, pasando por el desempleo o los rumores de mala cimentación del edificio desmentidos por la promotora.

 

Los pisos volvieron a ser sorteados, esta vez eliminando el veto a guipuzcoanos y vizcaínos –doce de los 183 que presentaron su solicitud lograron su vivienda-. Era la primera vez que en Euskadi que se tomaba esta medida. Según datos aportados por Visesa, en la actualidad de las 242 viviendas construidas se ha logrado vender 87, doce de ellas durante este año. Quedan aún otras 155, para cuya venta la sociedad pública ha buscado otras fórmulas de contrato u organizado visitas a pisos piloto que no parecen terminar de dar resultado.

 


Ania Elorza / El País

Página Web - 2013/12/02

Fuente: http://economia.elpais.com/


Según el Ministerio de Fomento, el descenso sitúa los precios en niveles del año 2004

 

El precio de la vivienda libre se situó en 1.495,3 euros por metro cuadrado en el tercer trimestre de 2013, con un descenso interanual del 4,5%, hasta 3,3 puntos porcentuales menor que el retroceso experimentado en el trimestre anterior, y se mantiene en niveles de 2004, según datos del Ministerio de Fomento.

 

El precio refleja además un descenso del 0,5% en tasa intertrimestral y sitúa la caída acumulada desde su nivel máximo, en el primer trimestre de 2008, en el 28,8%. Los precios de la vivienda nueva -hasta dos años de antigüedad- descendieron en menor medida, un 2,5%, hasta los 1.564 euros por metro cuadrado. Sin embargo, en el caso de la vivienda usada, la caída interanual fue del 5,2%, con 1.472,7 euros por metro cuadrado.

 

En el segmento de la vivienda protegida (VPO), el valor del metro cuadrado se situó en 1.113,8 euros, con un descenso respecto al tercer trimestre de 2012 del 2,4%, y una caída intertrimestral del 0,4%. De esta forma, el índice general de precios registró entre julio y septiembre de este año un descenso del 0,4% respecto a los tres meses anteriores y una caída interanual del 4,5%.

 


ABC

Página Web - 2013/11/29

Fuente: http://www.abc.es/

 


Hablar de la burbuja inmobiliaria en Castilla-La Mancha es pensar en la macrourbanización de Seseña, abandonada en la estepa Toledana, o en el residencial Valdeluz, un conjunto de chalets deshabitados a la sombra del AVE en Guadalajara, que prometía ser una pequeña ciudad a 15 minutos de Madrid en tren, pero que se quedó en un lugar fantasma abandonado y a medio construir. Sin embargo, no son los únicos ejemplos del afán por edificar que surgió en los años previos a la actual crisis económica. En la provincia de Toledo se encuentra uno de los complejos urbanísticos que llama la atención por el volumen de suelo urbanizado: el Señorío de Illescas.

 

Situado a unos cinco kilómetros del municipio de Illescas y a 30 de Madrid, esta urbanización es un interminable bosque de chalets y bloques de pisos que poco tiene que envidiar al residencial Francisco Hernando en Seseña. El Señorío de Illescas es un ejemplo de edificación sin límite. Actualmente, están empadronadas unas 6. 497 personas lo que supone una cuarta parte de la población total del municipio, que roza los 25.814 habitantes, según el Ayuntamiento.

 

“Nos han puesto de ejemplo en Europa de lo que no se debería hacer nunca”, señala indignado Agustín Palacios, de IU Illescas. El Plan de Ordenación Municipal (POM) —hoy discutido desde el propio Consistorio que ha cambiado de signo— data de 2010 y preveía que se edificaran hasta 20.000 viviendas. Una macrociudad que iba a dejar pequeña la prevista por El Pocero en la vecina Seseña y que suponía unir el casco urbano con El Señorío de Illescas, soterrando las líneas de ferrocarril que los separa. Una obra que IU, principal crítico del complejo, está pidiendo que se realice para poder crear un acceso digno al residencial.

 

Para acceder a esta urbanización desde Illescas hay dos caminos: bordeando el polígono Industrial de la localidad y accediendo desde la autovía A-42 o por un camino de asfalto sin pavimentar, utilizado regularmente por los vecinos, que pasa por encima de las vías de tren sin que exista ninguna señal que puede advertir al conductor que el ferrocarril se aproxima. “Esto es una locura y un auténtico peligro, no hay ni guardabarreras, ni nada”, apunta Palacios, que está llevando a cabo una campaña para asfaltar esa vía y advertir a quienes van y vienen de El Señorío de Illescas del paso del tren.

 

Al entrar al complejo, lo primero que se observa es el paisaje de viviendas construidas y el bosque de carteles de inmobiliarias anunciando la venta de casas en la zona. Desde IU aseguran que no es posible dar servicio a esa macrocomunidad.

 

Sin embargo, los vecinos que por allí pasean no comparten la misma opinión y se les ve satisfechos con su hogar. “Es una zona muy tranquila para vivir y los servicios del pueblo como de basuras, por ejemplo, llegan sin problema” apunta Yolanda, una joven de unos 30 años, propietaria de un piso en El Señorío de Illescas, que práctica footing por las anchas calles de la urbanización. “Antes había mucha vivienda vacía, no había nada. Ahora hay bares, farmacias, un Mercadona y están haciendo un Ahorra Más”, afirma una vecina del complejo que no ha preferido no dar su nombre. También destaca que se nota que los pisos han bajado de precio, ya que señala que un amigo suyo “compró un piso de cuatro dormitorios muy bueno por 120.000 euros”, cuando hace cuatro años el precio medio rondaba los 300.000. Ahora, el comprador puede encontrar ofertas de pisos de 135 metros cuadrados y cuatro habitaciones por 79.000 euros.

 

El paso de los años y el crecimiento a cuentagotas de la población ha propiciado que el macrocomplejo tenga su propio colegio público. “Tenemos ahora 650 alumnos, cuando en 2009 solo contábamos con seis clases. El colegio está completo y las aulas cumplen con el máximo de alumnos que marca la ley”, afirma Rocío Lara, director del colegio público El Grec de El Señorío de Illescas.

 

Paseando por Illescas sorprende encontrar desde áreas completamente desiertas de bloques de pisos con las persianas bajadas, hasta zonas en las que han prosperado negocios como una papelería, que además tiene licencia para dar clases de apoyo a los niños de la zona. José Vicente es un profesor que ronda los 30 años y que, por el momento no ha encontrado trabajo en ningún centro, aunque se saca algo de dinero dando clases en la papelería Colorín Colorado: “Esto no está muerto ahora, lo que pasa es que la gente no se atreve a meterse un negocio. Solo hay que ver el colegio por la mañana. Yo por la tarde doy clases a grupos de entre cuatro y ocho alumnos, por lo que esto ya tiene más vida”.

 

No obstante, este complejo urbanístico no es el único ejemplo de lo que la burbuja inmobiliaria ha dejado en Illescas. En la propia localidad, a escasos kilómetros de la vasta urbanización, se encuentra una zona de chalets a medio construir que han sido abandonados por los promotores. Se trata de viviendas de lujo complementarías al vecino El Señorío de Illescas cuyas calles, en su mayoría, están mal asfaltadas y presentan señales de precaución ya que algunos tramos se están hundiendo.

 

“Esto es un ejemplo de lo que pasa aquí. Se construyeron antes de que explotara todo y ahora están abandonadas", afirma Agustín Palacios. “Aquí se empezó a construir a diestro y siniestro y después las promotoras abandonaron lo edificado. Sin embargo, las basuras se recogen bien y hay servicios disponibles, aunque antes sí que estaba todo un poco más cuidado”, afirma Gema, una vecina que vive rodeada de estos chalets sin acabar. Unas casas de entre 100 y 130 metros cuadrados, con tres dormitorios cuyo precio oscila en torno a los 120.000 euros, un precio muy alejado de los 300.000 euros que se pedían en un principio.

 

Lo construido en Illescas es sinónimo de la burbuja inmobiliaria y de la búsqueda del enriquecimiento del constructor. Es una localidad con zonas sin terminar que afean el paisaje y transmiten una sensación profunda de abandono y del triunfo de la especulación. Los habitantes del pueblo se sienten ajenos a la macrourbanización con la que lindan, dado que sus nuevos vecinos no hacen vida en la localidad por los incómodos accesos y porque en El Señorío ya han aparecido los primeros comercios y lugares de ocio. No obstante, los residentes en el complejo se muestran satisfechos con la vida que está cobrando su urbanización mientras los bloques deshabitados que allí se encuentran sin vender permanecen a la espera de un futuro comprador o del deterioro inevitable por el abandono y el paso de los años.

 


Manuel Ibáñez / El País

Página Web - 2013/11/27

Fuente: http://economia.elpais.com/


El ajuste del mercado inmobiliario español sigue y el precio de la vivienda lleva ya 22 trimestres consecutivos despeñándose. Pero tras más de un lustro de descensos, el ritmo de la caída se va moderando. En el tercer trimestre de este año, el valor medio de la vivienda libre retrocedió el 4,5%, según el Ministerio de Fomento. Este dato constituye el menor descenso desde el último trimestre de 2010, cuando el mercado vivió un paréntesis porque los compradores anticiparon sus adquisiciones por las sucesivas medidas fiscales adoptadas por el Gobierno central. Sin embargo, los analistas consideran que el mercado todavía debe seguir con la rebaja de precios antes de estabilizarse.

 

Desde que la vivienda tocara techo en el primer trimestre de 2008, esta se ha abaratado un 28,8%, de acuerdo con la estadística que difunde el ministerio. La caída es inferior a la que reflejan el resto de organismos y entidades que analizan el mercado inmobiliario, entre ellos el Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyas series señalan que el retroceso desde 2007 ha sido del 37%. A esos datos hay que añadir la inflación acumulada durante esos años, por lo que en términos reales el descenso se sitúa entre el 40,3%, con los datos de Fomento, y el 48,5%, según el INE.

 

En todo caso, la bajada interanual del tercer trimestre es menor que la que experimentaron el primero (7,9%) y el segundo (6,4%). Si los datos se comparan con el trimestre anterior, la bajada fue del 0,4%, hasta dejar el precio del metro cuadrado en 1.495,3 euros. La vivienda libre de obra nueva se abarató el 2,5%, mientras que la de segunda mano, cuyo precio en la cima del boom llegó a superar el de las recién construidas, descendió el 5,2%.

 

La vivienda sigue perdiendo valor, no obstante, con mayor intensidad en algunas comunidades que en otras. En La Rioja, Cantabria, Aragón y Asturias el precio siguió cayendo por encima del 10%. En cambio, en Baleares, Navarra y Extremadura lo hizo por debajo del 5%. En la Comunidad de Madrid y el País Vasco los valores incluso se mantuvieron estables. Del mismo modo, hasta ahora hay zonas geográficas cuyas casas se han devaluado más que en otras. En las provincias de Zaragoza, Guadalajara y Toledo los precios han caído más del 40% respecto al primer trimestre de 2008, mientras que otras cuatro provincias —Málaga, Ávila, Tarragona y Murcia— acumulan descensos superiores al 35%.

 

Hay comunidades, además, en las que el ajuste ha sido de tal magnitud que incluso el precio medio de la vivienda protegida es hoy mayor que el de la libre. Es el caso de Castilla-La Mancha, donde un piso de protección pública tiene un valor medio de 1.027,8 euros por metro cuadrado, por encima de los 928,5 euros el metro que vale una vivienda libre. En Castilla y León y la Comunidad Valenciana el valor de los pisos sociales y de los que tienen precio de mercado son prácticamente iguales.

 

El descenso puede no deberse necesariamente a que se haya realizado todo el ajuste, sino a que el precio que alcanzó durante la época de bonanza estuviera muy hinchado. De hecho, el director ejecutivo y economista jefe de La Caixa, Jordi Gual, auguró este jueves otros dos años de ajustes en el mercado inmobiliario español, pese a que prevé una pronta recuperación del consumo interno.

 

El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra José García Montalvo advirtió de que el mercado inmobiliario se mueve por expectativas, lo que podría llevar a un parón prematuro en el ajuste si el sector aprecia que el crecimiento se modera o que los inversores extranjeros quieren comprar masivamente paquetes de viviendas. “La tendencia no puede dar un vuelco ahora porque no hay crédito, que es básico para que se reactiven las transacciones, y el desempleo todavía es muy elevado”, recordó el profesor.

 

 


 

Lluís Pellicer / El País

Página Web - 2013/11/28

Fuente: http://economia.elpais.com/